Es una de esas recetas indispensables que siempre quedan
bien. Un bizcocho suave y esponjoso, pero también con cierta firmeza que lo
hace ideal para rellenar y decorar como más te guste. No queda muy dulce pero
suficiente.
La espelta, en comparación con el trigo común, tiene un
nivel de proteínas más elevado, minerales como el hierro, vitaminas y
oligoelementos. Contiene los ocho aminoácidos esenciales, factor que la
hace muy interesante para las personas vegetarianas y deportistas.
La espelta tiene gluten y está contraindicada en celíacos sin
embargo, su contenido en gluten es bastante menor que en el trigo convencional, por
este motivo muchas personas que siguen dietas sin trigo recurren a este cereal
para elaborar sus panes o galletas. Sin duda, la espelta es más digerible que
el trigo.
Y la panela, a pesar de ser un azúcar y por tanto hay que restringir su consumo, nos aporta 50 veces más minerales que el azúcar blanco. Entre
ellos magnesio, calcio, fósforo y hierro y vitaminas como la E.
Dicho lo cual vamos a lavarnos las manos que nos ponemos en
marcha.
Ingredientes:
9 claras de huevo
70 gr de panela
250 gr de harina de espelta integral
120 ml de aceite vegetal de calidad (el de oliva le dará
sabor y el de girasol es neutro, tú eliges)
4 gotas de vinagre de arroz o manzana
1 cucharadita de vainilla en polvo
En primer lugar, paso la panela por un molinillo de café ya
que se disuelve con mayor dificultad que el azúcar blanco. Aunque este paso no
es indispensable.
En un bol bastante grande pongo la panela molida (queda como
azúcar cáster pero en color morenito), la harina tamizada con un tamiz grueso para no dejarnos toda la fibra de
la cáscara en el tamiz (vale perfectamente un colador), la cucharadita de
vainilla en polvo y el aceite.
Mezclamos y nos quedará una masa como arenosa. Vamos bien.
Las claras las tenemos que montar a punto de nieve muy
firme. Para ello las ponemos en un bol, agregamos 4 gotas de vinagre y batimos
con unas barillas eléctricas hasta que forme picos y no quede clara líquida.
Guardamos en nevera.
En ese punto ya podemos encender el horno y engrasar el
molde con una pizca de aceite. Ponle también un poco de harina espolvoreada si
no te fías o directamente forra el molde con papel de horno y así te aseguras
el tiro.
Empezamos a mezclar todo. Para ello ponemos parte de las
claras a punto de nieve en el bol de la masa harinosa y vamos mezclando con
movimientos envolventes intentando que bajen lo mínimo las claras. Agregamos el
resto de claras y terminamos de mezclar (contra menos movimientos en este paso
mejor).
Pon la mezcla en el molde que teníamos reservado y al horno
a 170º unos 20-25 minutos Depende del horno y del molde tarda más o menos, así
que controla que esté hecho por dentro con un palillo.
Sacamos del horno y dejamos enfriar unos minutos. Desmoldamos y dejamos enfriar completamente antes de cortarlo para rellenar.
¿Y el relleno? Eso ya lo dejo a tu imaginación aunque aquí te dejo algunas recetas que a lo mejor te sirven.
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